La
Alfabetización Tecnológica una Herramienta para la Erradicación de la
Tecnofobia desde los entornos académicos
García Beatriz
En
Venezuela por más de un siglo, el conocimiento científico ha servido para la
mejora en gran medida de la calidad de vida de los ciudadanos, entendiéndose
por Conocimiento Científico, según Moroni (2000), “es un método basado en el
conocimiento empírico, ya que el conocimiento empírico se adquiere de las
experiencias vividas por el ser humano, en pocas palabras éste nace de lo
empírico, pues, cual curiosidad que nos lleva a razonar el porque de las cosas,
claro, de las cosas que nos atraen y nos llaman la atención.” Ahora bien, el
conocimiento científico se encontraba en manos de unos pocos, ya que ellos por
poseer condiciones socioeconómicas favorables han tenido acceso a este tipo de
conocimiento, dejando a otros muchos sin tener acceso a manejar este
conocimiento, muchas veces por no poseer los medios y equipos adecuados para la
obtención de tan ansiado poder.
De
un tiempo a esta parte ha surgido el llamado fenómeno de la globalización, el
cual está asociado a la globalización financiera y a la aceleración de todos
los procesos del comercio internacional, todo ello estimulado por el desarrollo
extraordinario de las tecnologías de la información y la comunicación. Se han
acelerado procesos partiendo de esa globalización desde el ámbito social,
político, cultural, y no obstante educativo, para ello, el informe Delors
plantea, que la globalización es el fenómeno más dominante en la sociedad
contemporánea y el que más influye en el día a día de las personas.
Así
pues, desde el año 2008, el Gobierno del Estado Venezolano ha fijado como meta
que el conocimiento sea del poder de todos los Ciudadanos y ciudadanas, todo
ello con el fin de modelar una cultura científica y tecnológica que sacuda la
producción en masa del conocimiento científico, el diálogo de saberes, la
integralidad, la inter, multi y transdisciplinariedad, y la participación de
todos los actores en el ámbito del desarrollo científico – tecnológico del
país; entonces, para ello, se ha desplegado la instauración de un Plan de
Alfabetización Tecnológica, que en su momento, ha estado dirigido a todas
aquellas personas que no poseen los conocimientos básicos requeridos para
manejar cualquier equipo tecnológico, lo cual se constituiría como una
herramienta que en este tiempo le permite a cualquier individuo estar a la par
de la información y la comunicación, lo que conllevaría satisfactoriamente a
mejorar el desempeño del individuo en este ámbito.
A
tal efecto, es vital para toda la población el saber manejar cualquier equipo
tecnológico, ya que de esta manera se evidenciaría la masificación de una
cultura tecnológica propia de la nueva era de la información y la comunicación,
a fin de sacar el mayor provecho de ello, que no es mas que una sociedad culta
tecnológicamente y preparada categóricamente para afrontar los nuevos retos y
desafíos de la humanidad.
No
obstante, dentro de este ámbito, surge un factor determinante, la Tecnofobia,
que no es más que el rechazo que tienen algunos docentes hacia el uso de las
nuevas tecnologías, conocidos también como analfabetas tecnológicos, teniendo
en cuenta que las fobias suelen ser un rechazo o miedo irracional a algo, en
este caso, es sólo un rechazo que generalmente está justificado y que no necesariamente
debe estar curado; generalmente los tecnofóbicos rechazan las tecnologías
modernas, pues también suelen justificar su forma de pensar y de actuar en el
hecho de que la dependencia a las tecnologías puede ser perjudicial para el
hombre tanto desde el punto de vista emocional como el físico, considerando lo
anterior, debemos dejar que nazcan las nuevas tendencias donde el hombre sea el
protagonista de su propio aprendizaje apoyándose en estas nuevas tecnologías y
así no volver al pasado, donde por temor a no expresar los sentimientos y
necesidades propias se permitía que el ambiente que nos rodea nos envolviera,
llevando dentro de si cualquier cantidad de saberes dejándolos pasar por
permanecer sumidos en el desconocimiento de informaciones que son de vital
importancia para el desenvolvimiento social, académico y cultural.
En
tal sentido, este miedo puede generar que las personas que lo padezcan pierdan
grandes oportunidades de emplearse o, incluso, interviniendo negativamente en
el desempeño de sus actividades laborales. De hecho, la tecnofobia está muy presente en el sistema
educativo, ya que hay profesionales de ésta área que muestran claros síntomas
de rechazo a las nuevas tecnologías, ya que se niegan a incluirlas en el aula
de clases, sin llegar a ser del todo conscientes de que éstas están
continuamente presentes en nuestro quehacer y que darles la espalda plantearía
un serio problema porque es una realidad, y si ignoramos esa realidad, y
específicamente desde el sistema educativo esta puede convertirse en razón de
fracaso inminente, más en esta era tecnocrática.
Cabe
destacar que la función como docente no es la de transmitir los conocimientos
necesarios, sino más bien la de formar a los estudiantes para que por sí mismos
lleguen a ese conocimiento; pero actualmente, el enfrentarnos a un mundo nuevo,
está más cerca que nunca en las aulas y los docentes deberán formarse para
conocer cuál es su verdadero papel puesto que, hoy en día, los estudiantes
están a tan solo un “click” de encontrar en la red mucho más conocimiento del
que un mismo profesor podría transmitir durante toda su vida. Por ello, el
papel al que nos referimos debe centrarse en trabajar habilidades con los
alumnos y no conceptos, teniendo presente el avance tecnológico que existe en
la sociedad y trasladándolo al ámbito educativo para ofrecer las herramientas
necesarias para la búsqueda de conocimiento.
De
este modo, se arguye que la alfabetización tecnológica se constituye entonces
como una herramienta muy valiosa para conquistar ese espacio donde la
tecnología irrumpe cada día de una forma avasallante todo ello en pro de la
obtención de conocimientos, destacando que el
poder del futuro consistirá en aprovechar la comunicación. En una red el
talento se multiplica por el de todos los demás. De lo que se trata entonces es
de sincronizar el cerebro humano con las redes digitales, es decir el sistema
de redes que ha creado un poderoso y enigmático cerebro social.
Referencias
Bibliográficas
DELORS, J. (1996). Informe Delors. La educación
encierra un tesoro. Madrid: UNESCO – Santillana.